«Sueños de libertad»: ¿Qué está pasando con Mafin? 🧁| ComentRAW XXIII
23 de enero de 2025Año nuevo, ResuMafin nuevo, amigas. Bienvenidas nuevamente a una edición más de tu resumen de confianza.
Han pasado muchas cosas desde la última vez que nos leímos, algunas buenas, otras, no tanto, pero vamos a tomarnos unos segundos para disfrutar y celebrar que Santiago por fin ha desaparecido de la vida de las chicas y, por consecuente, de la nuestra.
No soportaba una escena más del bigotudo violento en la pantalla, así tengo que decir: gracias, Jaim… perdonen, es la costumbre: gracias, Pelayo. Porque nos hemos liberado de un bigotudo, pero nos han dado otro que, al menos hasta ahora, parece bueno. Y realmente deseo con todas mis fuerzas que así lo sea, porque tengo que confesar que el empresario con aspiraciones políticas no me cae para nada mal –por ahora–.
Sin más preámbulo, comencemos a comentar lo sucedido con las Mafin en la última semana de Sueños de Libertad.
Capítulo 227: Después de que Pelayo terminara por denunciar a Santiago engañándolo, haciéndole pensar que se confabularía con él para meter a Marta al calabozo, la rubia y Fina han respirado un poco más tranquilas; sin embargo, ahora la preocupación es otra, y es que alguien más conoce su secreto y por muy bueno que parezca, Marta no puede estar segura de que el empresario no usará la información para su beneficio más adelante, o eso es lo que piensa Damián, quien visita a Marta en el despacho de la fábrica, pero Marta le informa que ya ha hablado con el hombre y este le ha asegurado que no le quiere hacer daño y que la información personal que ahora conoce de ella, no se verá jamás sobre la mesa en alguna negociación.
Pelayo entra al despacho y llega a escuchar las palabras de preocupación del patriarca De la Reina, por lo que le repite que odia usar aspectos de la vida privada para entablar negociaciones y da su palabra en que este caso no será la excepción.
Papi de la Reina no sabe que Pelayo puede enamorarse de dos de sus hijos, y ninguno de ellos sería Marta.
Pelayo y la directora se quedan a solas, y Marta se disculpa por la sobreprotección de su padre, pero nadie como su nuevo socio puede entenderla mejor.
Pelayo: Es normal que se preocupe, un secreto como el nuestro puede acabar con la empresa más sólida de un plumazo.
El empresario le confiesa a Marta que, en su caso, nadie sabe que es homosexual, a excepción de una persona muy cercana y ahora ella. La rubia le hace saber que puede contar con ella si necesita hablar en cualquier momento, dado que también comparten el amor por el mundo empresarial y nadie mejor que ella lo puede comprender; Pelayo le agradece, pero cree que el despacho de la fábrica no es el lugar más seguro para confesiones, entonces Marta con complicidad le contesta que conoce sitios más seguros donde poder conversar.
Por su lado, Fina se encuentra en la tienda sola, ya que Claudia le ha pedido que la cubra un momento y, como nuestra chica es tan buena amiga, accede a hacerlo dejando en segundo plano su miedo a volver a atender una cliente.
Pero esos temores están por desvanecerse cuando entra una clienta en la tienda y recibe la atención de Fina con mucho cariño y empatía, haciendo que la morena recobrara la confianza que le faltaba para volver a estar detrás del mostrador de la tienda.
Más adelante vemos a Pelayo sentado en el salón de la Mafinca cuando Marta entra con una botella de vino y el hombre le confiesa el privilegio que le parece tener un lugar tan seguro para poder vivir tranquilas en pareja, pero después de que Santiago entrara al jardín y le robara su diario, a Marta no le parece un lugar tan seguro como antes.
Marta: Por lo que me has contado no tienes pareja.
Pelayo: He tenido una que otra relación, más o menos importante, pero siempre en la más absoluta discreción. No sé, si lo mío se supiese, ya sabes…
Marta: Lo perderías todo.
Pelayo: Eso es.
Marta: ¿Nunca te has planteado dejarlo todo por amor?
Pelayo: ¿Tú sí?
Y esta es la primera vez que Marta de la Reina le admite a alguien que es capaz de dejarlo todo por Fina Valero.


La pedazo de evolución de mi rubia favorita es astronómica, ¡qué orgullosa estoy!
Capítulo 228: No hay nada, absolutamente nada más lindo en este mundo que las Mafin siendo domésticas, y así es como arranca este capítulo.
Fina está sirviendo el café cuando la rubia, traviesa, se acerca a su mujer para hacerle cosquillas, pero esta trata de escapar diciéndole que hoy tiene que irse pronto, ya que quiere abrir ella la tienda.
Porque Fina Valero es la jefa de la jefa y ella solita decide cuando trabajar, cuantas horas y en qué departamento hacerlo, señoras.
Marta se alegra mucho porque su chica ha recobrado la seguridad para atender en la tienda.
Marta: Tostadas con aceite y sal.
Fina: Claro, como a ti te gusta. Que, por cierto, ¿qué has hecho con todo el pan? He ido a hacer las tostadas y no quedaba nada.
Marta: Ayer preparé comida en casa.
Fina: ¿Pero tanto pan te comiste?
Marta: Invité a Pelayo a comer.
Fina: ¿Pelayo ha comido aquí?
Marta: Sí.
Fina: ¿Y por qué no me lo contaste anoche?
Marta: Bueno, porque estaba demasiado ocupada besándote y felicitándote por volver a trabajar de dependiente.
Fina, como era de esperarse, se enfada y se levanta con ímpetu de la silla.
Marta: Se me olvidó.
Y es que hay un detalle muy importante: Fina todavía no conoce la verdad acerca de la sexualidad de Pelayo, ya que este siendo precavido, le pidió a Marta que no le contara su secreto a nadie más. Y a Marta de la Reina no le gana nadie en lealtal.
Fina se preocupa de inmediato. Ese lugar es su refugio y por todos lados hay cosas de ella que las pueden delatar, pero Marta trata de calmarla afirmándole que Pelayo no busca hacerles daño y que solo es un hombre noble de mente abierta. Eso, por supuesto, no es suficiente para aplacar los miedos de una Fina que jura que Pelayo busca un romance con Marta, y teme que al igual que Santiago, no acepte un no como negativa.


En la tienda, nuestro nuevo amigo –al menos por ahora– Pelayo, llega en busca de un agua de colonia, Fina lo ve y le dice a Claudia que ella se encarga de él. El empresario la saluda educadamente, pero Fina no está por la labor de entablar mayor conversación con el que ella piensa es un pretendiente de su chica.
Fina: Si quiere oler alguna otra fragancia no hay ningún problema.
Pelayo: ¿Cuál es tu favorita?
Fina: ¿La mía? Pues depende de lo que esté buscando.
Pelayo: Para mí lo importante es que sea algo fresco.
Fina: Fresca es.
Lo cómica que es Fina sin buscar serlo es una fantasía
Pelayo nota de inmediato la incomodidad de Fina y le hace ver que entiende que esté así por haber ayudado a Marta y saber acerca de su relación; Fina, sin bajar la guardia, le confiesa que no entiende por qué la ha ayudado si no hay ningún interés detrás.
Pelayo: Podría ser un interesado, pero también existe la posibilidad de que sea alguien que se rebela ante una injusticia porque piensa que nadie debería juzgar a nadie.
Fina: La vida no es tan de color de rosa, y usted tiene en su mano la posibilidad de abusar de nosotras porque tiene una información que nos compromete.
Pelayo: Todavía no me conoces, pero ya te digo yo que eso tampoco va a pasar. Buenos días, señorita.
Tranquila Serafina que en el próximo capítulo ya lo vas a entender todo
Capítulo 229: Arrancamos con Marta y Pelayo en el despacho de la fábrica. La rubia le pregunta cómo ha sido el encuentro con Fina y este le responde que nada importante, pero que ciertamente se nota que se encuentra incómoda con él. Marta le confiesa que por la mañana discutieron por ese mismo motivo y que ya no sabe qué excusas ponerle para que se sienta tranquila. Sin embargo, Pelayo le advierte que no puede contarle nada, que no puede darle el permiso para que lo haga, y si bien Marta no sabe qué más hacer, lo entiende perfectamente, aunque no deja de asegurarle que Fina se llevaría el secreto a la tumba.
El empresario cree que es riesgoso, ya que cree que al final siempre trae consecuencias cuando se cuenta el secreto entre unos y otros, así como les ha pasado a ellas.
Marta: La vida así no es fácil, pero tampoco lo es renunciar al amor, ¿no crees?
Pelayo: Supongo. No sé, es que me parece imposible mantener una relación aculta sin que el miedo constante a ser descubierto acabe contaminándolo todo.
Marta decide no responderle nada y seguir bebiendo de su copa.
Pelayo: ¿Qué? ¿Que crees que soy un cobarde?
Marta: Creo que todos lo somos hasta que encontramos a la persona por la que arriesgarlo todo merece la pena. Te respeto, Pelayo, pero me parece una lástima que Fina se pierda la clase de hombre que eres.
Pelayo: ¿y qué clase de hombre soy? ¿Un desviado?
Marta: Un caballero. Un hombre generoso que solo ha tratado de proteger a su socia, no que trata de robarle a la novia. Por dios.
Pelayo: De acuerdo. Puedes contárselo.
Marta se sorprende de la nueva decisión y le asegura que no se va a arrepentir.
La jefa de la jefa mientras tanto está ayudando a Carmen a prepararse para la cena que tiene con su nueva familia política, ya que la chica tiene miedo a desentonar entre tanto lujo de los De la Reina.
Más adelante, ya en la tienda, Fina pone el cartel de cerrado mientras su mujer se acerca desde el almacén y le da un repaso que ni los de OT los lunes.
Todas te entendemos, Marta, tú sigue escaneando a tu novia en frente de nuestra ensalada sin problemas
La rubia trata de hablar con Fina, pero la morena claramente sigue enfadada, y ni siquiera las bromas de Marta logran destensarla un poco.
Marta: Ya me ha dicho antes Pelayo que… Es que se ha pasado por el despacho y me ha dicho que ha venido por aquí.
Fina: ¿Te ha contado algo?
Marta: No, no en detalle. Pero si me ha comentado que tiene la impresión de que no te cae muy bien.
Fina: Vaya lince. Anda que ha tardado en irte con el cuento. ¿Qué es lo que quiere, que nos peleemos tú y yo?
Marta: Pelayo no es como crees.
Fina: Entonces, ¿por qué va a verte?
Marta: A Pelayo no le intereso.
Fina: Venga, Marta, por favor. Por favor ¿eh? No seas ingenua.
Marta: A Pelayo no le interesa ninguna mujer.
Fina: ¿Qué me estás diciendo?
Marta: Que Pelayo tiene otros gustos. Por eso sé que nos va a guardar el secreto y que solo quiere apoyarnos. Me ha hecho jurarle que no saldría de aquí.
Fina le encuentra sentido a todo lo ocurrido y se siente un poco culpable por no haber confiado más en él y en Marta, y le promete a su rubia que ambas estarán a la altura del secreto que les ha revelado Pelayo, dándoles su confianza absoluta. Además, quiere disculparse con él con la actitud que tuvo la última vez que se vieron.
Marta: Lo que sí quiero aclararte es una cosa, Fina, y es que, escúchame bien, lo nuestro no está en riesgo ni lo estará nunca. Porque te quiero, porque estoy enamorada de ti y porque pienso pasar el resto de mi vida contigo. ¿Eso te queda claro?
Fina: Sí, señora directora.
Serafina ha perdido las bragas, y yo también…
Marta: Bien. Porque no sé cómo se te ha podido pasar por la cabeza ni por un segundo que esto tan bonito que tenemos tú y yo pueda estar en peligro.
Fina: Anda, calla, que ya bastante mal me siento ya.
Marta: ¿Qué me calle? Cállame tú.
Y de la nada, Fina decide desaparecer por el almacén sin decirle una sola palabra más, dejando a Marta confundida y haciendo que esta la siga. La rubia la busca con la mirada y cuando menos se lo espera, Fina la sorprende abrazándola y besándola, dándonos una escena preciosa. Una más para la colección.


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Capítulo 230: Fina se cruza con Pelayo en medio de la colonia y no pierde oportunidad para disculparse con él por su actitud tan cortante la última vez que se vieron; también aprovecha el momento para agradecerle el haber salvado a Marta de la denuncia de Santiago.
Fina: Su secreto está a salvo conmigo.
Pelayo: Eso espero. El tuyo también conmigo, por supuesto
Fina: Eso espero.
Y por primera vez, Fina se despide del empresario de manera cordial y sin dudas que la hagan desconfiar.
Un poco más tarde, Marta se encuentra mostrándole a Pelayo las opciones para el diseño del empacado de los productos de sus hoteles, pero el empresario es incapaz de decidir y le pide a ella que elija por él, asegurándole que tiene muy buen gusto escogiendo.
Marta: ¿Escogiendo el qué?
Pelayo: Pareja, por ejemplo. Fina es una mujer bellísima.
Y aquí viene la rubia con una broma que a mi me calentó un poquito el corazón, porque habla de lo cómoda que se siente con su nuevo amigo.
Marta: ¿Qué sabrás tú?
Pelayo: Oye, que me gusten los hombres no quiere decir que no sepa apreciar la belleza femenina.
El bigotudo bueno le confiesa a nuestra chica que envidia lo que tiene con Fina, ya que se nota que están hechas la una para la otra, a lo que Marta le agradece haber contribuido a su reconciliación después de que le permitiera contarle su secreto y acallar los miedos de Fina.
Después de que Marta escoge el diseño y le da sus motivos, quedando Pelayo más que contento con su trabajo, la directora se toma el atrevimiento de traer el tema personal de nuevo a la mesa, haciéndole ver a Pelayo que le sorprende que esté tan cerrado al amor, y este le repite lo que ya le había dicho antes, que tener una relación no está entre sus prioridades.
Marta: No me gustaría que un día te levantases y te dieses cuenta de que estás muy solo y te arrepintieses de no haber vivido con plenitud el amor.
Sin embargo, aunque nuestra romántica favorita insista en hacerle ver a su nuevo amigo que el amor es lo más bonito que te puede pasar, Pelayo tiene muy segura su decisión y le afirma que la soledad no es tan mala como la pintan. La conversación tan intima acaba con una invitación a la Mafinca, para tomarse algo juntos los tres.


Se nos viene la primera L&G (Lesbian & Gay) Party en la Mafinca.
Capítulo 231: Después de que la cena en la casa De la Reina con Tasio y Carmen se suspendiera, Carmen sumó otra razón más para estar enfadada con Doña Marta, asegurando que no paran de hacerle feos a su marido y que el chico no les importa realmente. Por eso, cuando Marta entra en la tienda, Carmen trata de mantener las distancias con su jefa, pero esta insiste en hablar de lo sucedido y en pedirle disculpas por la confusión con la cancelación de la cena.
Carmen no está por la labor de entablar una conversación amable y le vuelve a echar en cara que su marido estuvo a punto de perder la vida por su culpa, además del tema de la cena, que la tiene todavía más enfadada, si es que eso era posible. Marta no tiene más remedio que marcharse de la tienda sin que la conversación llegue a un punto de acuerdo.
El carácter que se gasta Carmencita y lo mucho que sufro cuando trata a Marta así
En el hogar de nuestras chicas se lleva a cabo la primera reunión L&G de todas las que al menos a mí, me gustaría ver. Serafina le está sirviendo vino a su invitado como buena anfitriona burguesa que ahora es, pero cuando está por hacer lo mismo con Marta, se le escapa un “amor” que la deja un poco tiesa, ya que no están acostumbradas a demostrarse cariño frente a nadie más.
La incomodidad no dura mucho tiempo, puesto que Pelayo decide destensarlo todo con un simple “Por favor, dejemos de fingir y disfrutemos del momento. Salud y amor por nosotros y por este paraíso vuestro.
Marta: Es muy emocionante poder recibir a alguien en casa como una pareja normal.
Y aquí, amigas, se me ha caído una lágrima de emoción
Pelayo: Que envidia me dais.
Marta: Ya te dije que, si tú quisieras, podrías tener algo parecido.
Pelayo: Que no, que no, que yo no valgo para esto. Son demasiadas renuncias.
Fina: Lo dices porque no has encontrado a la persona adecuada.
Marta: Eso le dije yo. Que cuando le pase la ola por encima…
Pelayo: Parad ya, por favor. Tanto amor, tanto amor es insoportable. Ahora en serio, puede que tengáis razón. Pero para conocer a la persona adecuada hay que estar abierto a encontrarla. Y yo no lo estoy.
Fina: Tú date tiempo y ya verás.
La morena se da cuenta de que la hora se le ha pasado volando y que ya tiene que volver a abrir la tienda. Pelayo aprovecha el momento para bromearle diciéndole que le pida a su jefa que le deje la tarde libre, pero nuestra dependiente favorita y más responsable –nótese el sarcasmo en lo segundo– le responde que eso ya sería abusar, y en palabras textuales de Fina “bastante abuso ya”
Y por el tono que usó, me pareció entender que hablaba de todo menos de trabajo la muy sinvergüenza
Antes de irse se acerca a Marta para darle un beso de despedida, pero les gana el pudor de besarse frente a alguien más, haciendo que Fina se aleje sonrojada.
Marta se queda a solas con Pelayo, quien parece encantadísimo con Fina –lo raro sería que no lo estuviera– y le confiesa a la rubia que no le molestaría encontrar una persona así para él, pero que tendría que tener mucha suerte.
Marta: Con pareja o sin pareja, siempre serás bienvenido en esta casa.
Los empresarios empiezan a hablar de negocios y Pelayo le agradece a Marta mantenerlo informado y también por su sinceridad, ya que no suelen ser cosas que se vean a menudo en el mundo de los negocios. Marta con gracia y esa elegancia que no la abandona ni un segundo, le asegura que no es así con todo el mundo, cosa que hace reír a Pelayo bromeando con que lo hará sonrojar. Ambos saben perfectamente que han ganado más que un socio en los negocios, y la botella de vino vacía que reposa en la mesa es prueba de ello.
La rubia se permite ser más sincera y confiesa que no suele abrir su circulo de amigos, y que con él se siente muy a gusto.
Pelayo: Yo pienso lo mismo. Los dos somos ambiciosos, discretamente ricos y extraordinariamente atractivos. Ahora en serio, lo más importante es que los dos tenemos que ocultar al mundo nuestro secreto.
Marta: Es el precio que tenemos que pagar para ser aceptados en una sociedad llena de leyes absurdas y primitivas.
El hotelero le responde a Marta que pueden usar esas reglas en su beneficio, pudiendo llegar a un trato y haciendo un equipo fantástico.
Redoblen tambores porque se nos viene un bombazo, amigas…
Pelayo: Marta, cásate conmigo.
Y aquí es donde yo tengo que parar de mirar la escena y decirle a este hombre que existe una fila de lesbianas esperando su turno desde hace meses, así que: a la cola.
Marta se queda en shock cuando su nuevo amigo le reafirma que la propuesta va más que en serio, dejándola sin respuesta alguna.


¡Vaya bombazo nos han metido al final de la semana! He visto mucho revuelo dentro del fandom con la llegada de Pelayo, así que voy a dejar mi opinión por acá y quizás algunas estén de acuerdo, a otras quizás les haga sentir un poco más de empatía con el personaje, y otras quizás seguirán pensando negativamente acerca de él. Toda opinión con respeto es bien recibida.
Primero que nada, tengo que decir que me hace sumamente feliz de que Marta por fin tenga alguien en quien reflejarse. Creo que Pelayo Olivares es el personaje que tiene más cosas en común con Marta de la Reina, con la diferencia de que el chico no ha conocido –todavía– a ese amor que le revolucione todo y donde la ambición quede resignada a un segundo plano. Pelayo es lo que sería Marta hoy en día si hubiese conocido su sexualidad, pero nunca a Fina. Como se ha dicho con Marta en muchas oportunidades: la ambición no es enemiga de la bondad, y creo que también aplica en el caso de Pelayo.
No espero que Pelayo sea un héroe ni un salvador, si la boda se termina de dar, lo cual parece que así será, el chico no accederá solamente por proteger a Marta, es un acuerdo en el que él también sale ganando por muchos motivos, lo cual me parece lógico y coherente. Nadie haría tal sacrificio atándose a una persona si su vida no se viera beneficiada en algo. Esto no hace a Pelayo malo o mucho menos egoísta, lo hace un hombre homosexual en el año 58 que busca desesperadamente sobrevivir en una sociedad que, de saber su verdad, lo haría pedazos. Literalmente.
Es doloroso, pero una supuesta boda podría llegar a tener sentido y, aunque implicaría un sacrificio enorme, las alejaría de la cárcel. A ambas, puesto que, si Marta no corre peligro, a Fina tampoco se le podría asociar románticamente con esta.
Fina recobrando la confianza de volver a la tienda me llena el corazón. El infierno que le ha hecho pasar Santiago no se borrará jamás del todo, pero que sea capaz de recobrar la seguridad en sí misma ante las clientas, es un paso enorme y una muestra más de una valentía que parece no parar de crecer a pesar de tantos golpes que le da la vida.
Verlas juntas, en su casa, frente a alguien que sabe perfectamente que son pareja, ha sido precioso. Todas acá sabemos la felicidad infinita que sentimos la primera vez que podemos compartir a nuestra persona favorita con alguien más; con alguien que comparte nuestra forma de amar y sentir, alguien con la que tú y tu persona no tienen que tener reservas ni miedos. Ver esta escena me hizo recordar ese momento de mi vida y fue sumamente especial.
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