«Sueños de libertad»: ¿Qué está pasando con Mafin? 🧁| ComentRAW X
28 de julio de 2024Bienvenidas una semana más a los ResuMafin ¡Qué escenas maravillosas hemos tenido! ¿Listas para descubrirlas? ¡Vamos a ello, Mafins!
Si lo que queríamos eran escenas llenas de cotidianidad entre nuestras chicas, esta semana nos lo han dado todo. Exteriores preciosos, paseos por Madrid y conversaciones maravillosas que nos demuestran una vez más, que estamos ante la pareja lésbica con la relación más sana que hemos visto en la televisión.
Sin más dilación, empecemos.
Capítulo 110: Después de una sequía de escenas Mafin, volvemos a sonreír cuando Marta entra por la puerta de la tienda y enseguida vemos cómo a Fina se le ilumina la cara al ver a su chica después de varios días. Marta la saluda con distancia ya que Claudia – pobrecita mía que no se entera de nada – está presente también; pero Fina entiende la señal de su jefa/novia cuando la escucha decirles que solo está por ahí para buscar un par de cosas en el almacén, yendo detrás de ella.
Fina: Pero bueno, ¿qué ha pasado? Estás desaparecida.
Marta: Perdóname. Las conversaciones con la señora Lambert se están complicando y Jesús y yo todavía tenemos que reunirnos con ella otra vez, pero te prometo que buscaré un hueco para estar contigo.
Fina: No, no te preocupes, no es necesario.
Marta: Claro que es necesario. Esta noche nos vamos a Madrid y dormimos allí.
La carita de felicidad de Fina lo dice todo y, al no poder robarle un beso a su novia, decide mandarle uno en el aire, beso que Marta ataja y lo acerca a sus labios sabiendo perfectamente a que saben los besos de Fina y teniendo que contener la sonrisa antes de marcharse.
Capítulo 111: Empezamos con una Marta enfadada – y con razón – porque su hermano Jesús se ha adelantado en las negociaciones que ella inicio con Patricia Lambert y ha impedido que ella cierre el acuerdo. Con sus trampas Jesús logro extorsionar a la empresaria para que accediera a sus condiciones, y si bien Marta no está al tanto de qué hizo su hermano para lograr su objetivo, está segura de que nada bueno pudo haber sido. Pero lo que más le enoja a Marta, es que una vez más, su hermano desmerece su trabajo.
Más tarde en el capítulo vemos a Marta en el salón de la casa grande con Andrés y María. Es de noche y cae una tormenta, pero nuestra de la Reina favorita tiene planes hechos con su chica que no piensa cancelar por nada del mundo; así que se despide de su hermano, su cuñada y de su marido que llega más tarde, y pone rumbo a Madrid con la excusa de tener una reunión con el abogado de la empresa.
Marta: Aprovecho para despedirme, voy para Madrid.
La abogada Fina Valero la estará esperando para cerrar algunos contratos… en la cama
Capítulo 112: Al día siguiente nos regalan el primer exterior de la semana para nuestras chicas. Fina sentada en un banco, bajo la luz preciosa de un día radiante en Madrid, espera que Marta salga de la reunión con el abogado, y no tiene que esperar mucho hasta que vemos a la rubia aparecer y sentarse a su lado. Deciden dar un paseo por la ciudad antes de regresar a Toledo y mientras caminan una al lado de la otra, Marta le cuenta de las cosas que le han pasado últimamente en la empresa; las jugadas sucias de Jesús y lo maravillada que está con la nueva incorporación de la empresa, Isabel, la nueva secretaria que ha resultado bastante eficiente. Sin embargo, Marta nota que Fina quizás no está tan interesada en la conversación y de la mejor forma posible, así se lo hace saber.
Marta: No te importa mucho ¿no? Lo que te estoy contando.
Fina: Me importa. Me importa si a ti te importa.
Marta: ¿Pero?
Fina: Pero me da la sensación de que le das mucha importancia a la empresa.
Marta: Anda, suelta ese reproche.
Fina: Marta si yo entiendo perfectamente que te preocupe tu trabajo, pero la vida es lo que hay cuando sales de él. Nosotras, nuestras escapadas, nuestros momentitos a solas, para mí eso es la vida. Noches como las de ayer.
Marta: Lo sé. Si me levanto todos los días con una sonrisa, es porque sé que voy a estar contigo. Fina, yo ahora mismo podría renunciar a todo, menos a ti.
Se miran como solo ellas se saben mirar y deciden darse prisa para poder volver a Toledo a tiempo.
Lo que Marta no pilló, es que la cara de Fina se transformaba un poco cada vez que hablaba de Isabel, aunque después de la conversación parece haber quedado atrás ese rastro de celos, será un detalle importante en el próximo capítulo
La buena comunicación siempre ha sido la base de la relación tan preciosa que siguen construyendo
Capítulo 113: Marta se encuentra haciendo inventario en la tienda con Carmen cuando llega Fina desde la trastienda y se acerca a ella sonriendo, logrando un efecto espejos en la rubia “Te comería a besos” le dice la morena sabiendo que se encuentran a solas después de que Carmen se fuera a revisar algunos productos en el almacén, pero Marta aunque le encantaría caer en el juego de su chica, le advierte que tiene mucho trabajo que hacer, a lo que Fina le responde que si lo desea, ella puede terminar con Carmen lo que están haciendo y luego llevárselo a su despacho; sin embargo, la rubia le dice que tiene que terminarlo ahora para que se pueda hacer el informe y entregárselo a la directiva; informe que, por suerte, redactaría Isabel, que según Marta, lo hace de maravilla. La sonrisa se le borra del rostro a Fina cuando escucha el nombre de la secretaria y no puede evitar soltar algunas perlitas que Marta sigue sin captar.
Fina: Me alegra que tengas a alguien tan eficaz.
Marta: Llego a tener a Elena o Rosa en el despacho con esto de papeleos de exportaciones a Francia y no lo sacamos adelante tan rápido. Si es que sabe de todo.
Fina: Ah ¿si? Pues voy a tener que ir al despacho a conocerla.
Marta: A ver, que de entrada puede parecer un poco seca, pero nana más lejos de la realidad, se puede hablar de todo con ella. Es muy culta, sabe de libros, va a conciertos, creo que nos vamos a llevar muy bien.
Fina: Pues ¿por qué no te vas a Madrid con ella en vez de conmigo?
Marta: ¿A qué viene eso?
Fina: No sé, tú dirás. Poco más y me convences de que te has enamorado de ella.
Marta: Uy.
Fina: Uy ¿qué?
Marta: Que estás celosa, celosísima.
Fina: Marta, por favor no seas tonta.
Marta: No, eso eres tú. Yo no podría fijarme en nadie que no fueses tú, ¿no te has enterado de que estoy loquita por ti?
Fina: Pero yo no soy tan inteligente ni tan extraordinaria como esa mujer.
Marta: Sí que lo eres, incluso más.
Fina: Pero me falta esa cultura que tanto admiras.
Marta: Vale, basta. Si estás hablando en serio ya no tiene gracia. Fina, no puedes dudar de mí de todo lo que hemos pasado.
Fina: Marta, ya lo sé, perdóname. Tienes razón. A mi tampoco me gusta tener estos pensamientos tan feos. Ya podrías hablar de mi como hablas de tu secretaria.
Marta: De mi secretaria puedo hablar libremente porque no siento nada por mi secretaria.
Fina: Admiración sientes.
Marta: ¿Crees que a ti no te admiro? ¿Que no admiro que vayas siempre con la verdad por delante? Eres la persona más valiente que conozco.
Fina: Tan valiente no seré si me aterra que te aburras de mi.
Marta: Lo que empieza a aburrirme es esta conversación que no tiene ningún sentido, y me preocupa que, por esta tontería, te amargues el día. Tú eres única para mí, ¿lo sabes? No podría ocupar nadie tu lugar.
Carmen vuelve del almacén para terminar la lista de ventas con la jefa y Fina tiene que marcharse para dejarlas trabajar, pero antes de salir de escena la morena se voltea a la distancia y mira como Marta le guiña un ojo, gesto que la morena regresa antes de irse al almacén.
Chicas, chicos, chiques, aquí morí yo
Más adelante en la tienda, Fina está llenando unas planillas cuando desde una esquina observa a una mujer entrar al lugar. Isabel observa cada detalle de los estantes y productos bajo la atenta mirada de Fina que no dice una palabra hasta que la secretaria se dirige a ella.
Isabel: Qué bonito está puesto todo.
Fina: El mérito es de nuestra jefa, de Doña Marta, tiene muy buen gusto.
Isabel: Se lo diré de tu parte
Estás hablando con la novia de la dueña de la tienda, Isabel, no hace falta
Isabel se presenta y Fina le dice que ya sabe que es la nueva secretaria de dirección, entonces la chica pregunta por los descuentos por empleados ya que está buscando un regalo y Fina la pone al tanto del beneficio y la ayuda a escoger el regalo ideal que buscaba, a lo que Isabel parece estar muy agradecida.
Fina: Yo siempre regalo productos de la Reina. Siempre. Supongo que porque los conozco muy bien, desde que soy una cría podría decir.
Isabel: Y, ¿cómo es eso?
Fina: Porque mi padre también trabaja para los de la Reina, y yo he crecido aquí.
A nuestra dependienta favorita se le ocurre una idea en ese momento, y es que quiere hacerle un regalo a Marta como una manera de pedirle disculpas por los celos tontos que ha sentido, así que aprovecha que tiene en frente a una persona que sabe mucho de música y le pregunta qué disco podría regalarle a una persona muy especial.
Isabel: Si es para alguien especial quizás le guste más que le regales entradas para un concierto o algo así.
Fina: No lo había pensado, pero es muy buena idea.
La secretaria termina dándole el dato de dónde puede hacerse con las entradas y se despide amablemente de nuestra chica.
Qué misteriosa es Isabel, todavía no termino de confiar en ella
Capítulo 114: Se nos viene la que, para mí, es de las mejores escenas de la historia de Mafin hasta ahora. Nuestras chicas se encuentran paseando por las calles de Madrid, conversando de sus cosas y riéndose juntas como las novias que son.
Marta: Siempre me ha gustado la luz de Madrid a estas horas, como choca en los edificios proyectando sombras gigantescas en el suelo, que dejan constancia de la gran metrópolis que es esta ciudad.
Fina: Qué poética te pones a veces.
Marta: Me ha quedado demasiado literario, ¿verdad? Ya sabes que me gusta escribir.
Fina: Pues a ver si me escribes algo a mí.
Marta: Bueno, eso te lo tendrás que ganar.
Fina: Pues a mí me da que alguien se lo ha ganado ya.
La morena le entrega un sobre a Marta que esta abre con intriga y al ver lo que contenía, sonríe emocionada por la sorpresa. Dos entradas para Luis Mariano y Gloria Lasso.
Marta: Me has dejado sin palabras.
Fina: Ay, Marta, es que quería pedirte perdón por sentir esos celos tontos por tu secretaria. Y que te quiero. Te quiero como nunca querré a nadie.
Marta: A veces me vuelves loca.
La rubia está maravillada por el regalo de su chica y así se lo hace saber, diciéndole que el regalo es perfecto.
Marta: La única pega es que no me gusta que te gastes tanto dinero en mí.
Fina: ¿Perdona? Yo no me he gastado dinero en ti, me he gastado dinero en nosotras. ¿O piensas ir con tu secretaria?
Marta: No seas bruja. Sabes que no me tienes que regalar nada para pedirme perdón de nada.
Fina: Ya, pero también lo he hecho un poco por egoísmo, para pasar más rato a tu lado. Es una pena que después de cenar tengamos que volver a Toledo hoy, pero mañana después del concierto igual podríamos ir al apartamento.
Marta: No sé ni ese apartamento lo sentimos ya muy nuestro. Pero estamos a tiempo de reservar una habitación en un bonito y discreto hotel.
Entonces Fina decide que es buena idea provocarnos un infarto y mariposas en el estómago cuando se acerca a Marta y la mira directamente a la boca, demostrando las ganas enormes que tiene de besar a su novia y a Marta, que la vuelve loca la boca de Fina, no puede evitar hacer lo mismo. Pero por desgracia están en el medio de una calle a plena luz del día, y esos besos van a tener que esperar un poco más.
Esta escena me ha dado la vida entera
Fina: Gracias, Marta, por ser así.
Marta: ¿Así cómo?
Fina: Perfecta
Todas somos Fina
Fina – experta en sacarle sonrisas a Marta de la Reina – Valero, tú también eres perfecta, mi niña.
Terminan haciendo sus planes para el día siguiente y Marta le dice que van a llegar tarde a la reserva que tienen en el restaurante, así que corre a pedir un taxi y de nuevo, podemos apreciar unos exteriores preciosos cuando un taxi se detiene y las chicas entran en el entre risas y miradas cómplices.
¿Qué decirles que ya no les haya dicho antes? Estoy completamente enamorada de esta historia y de cómo nos la están contando.
Sé que queremos ver más besos o momentos íntimos entre ellas, pero ¿hay algo más intimo que poder ser quien realmente eres ante alguien? Marta permitiéndose expresar sus pensamientos, los que seguramente escribiría en su libreta, delante de Fina, sabiendo que no sería juzgada en ningún momento. Fina le está enseñando a ser libre, y no solo por el hecho de atreverse a quererla y estar juntas, sino también a sentirse lo suficientemente libre como para disfrutar de la vida más allá de las cuatro paredes de su despacho; ya sea dando un paseo mientras tontean, valorando su creatividad como escritora o asistiendo a un concierto que le hace mucha ilusión.
Se vendrán curvas más pronto que tarde, pero por ahora, Marta y Fina me tienen en una nube. Por más historias lésbicas con vínculos tan sanos. Esta es la representación que merecemos.