«Sueños de libertad»: ¿Qué está pasando con Mafin? 🧁| ComentRAW XXI
30 de octubre de 2024Bienvenidas una semana más a los ResuMafin. No paramos de ganar con Marta y Fina, estamos viviendo un sueño con esta maravillosa historia que cada día nos sorprende más. No esperemos más y empecemos a comentar los capitulazos que hemos tenido
Capítulo 174: Empezamos la semana con poca acción. Marta se encuentra en el despacho de la fábrica mostrándole los últimos números de la empresa a su padre, quien se alegra de que Perfumerías de la Reina retome su buen momento de la mano de Marta. Damián intenta acercar posturas con su hija, pero esta mantiene su palabra y el único trato que siguen teniendo es estrictamente empresarial.
Al poco tiempo entra Joaquín al despacho, con la mala noticia de que la persona elegida para ser el encargado de la fábrica les ha dejado plantados. Marta no se puede creer la falta de profesionalidad de la persona, pero el problema es mayor porque no tienen a nadie más mínimamente competente capaz de llevar el puesto de encargado. Entonces, Damián menciona a Tasio como opción, cosa que tanto Marta como Joaquín, rechazan de inmediato; pero después de más insistencia tratando de recalcar el valor de Tasio como empleado y dejando claro que al final del día, la última palabra la tiene él, los primos acaban por aceptar que la decisión ya está tomada por el patriarca De la Reina, Tasio será el nuevo encargado.
Cuando Marta se entera del motivo detrás de esa decisión se la van a llevar los mil demonios…
Capítulo 175: Después de una discusión con Damián, Andrés queda con la mosca detrás de la oreja pensando en algo que le ha dicho su padre acerca de Marta, así que queriendo salir de dudas busca a su hermana para saber de qué exactamente hablaba su padre. Marta le advierte que tiene poco tiempo, ya que está muy ocupada con sus labores de directora en la empresa, pero cuando su hermano menor le comenta que su padre ha insinuado que algo malo ha pasado con ella, la rubia se alerta de inmediato, tensándose visiblemente. Al ver su reacción, Andrés le asegura que entiende que no quiera contarle nada y trata de marcharse, pero es detenido por una Marta que se siente más valiente que nunca.
Marta: Es ridículo que lo sepa Jesús que es la persona que más daño me puede hacer en el mundo y que no lo sepas tú.
Andrés: Marta, me estás asustando. La verdad es que si no me quieres contar algo, no te preocupes.
Marta: Te lo voy a contar porque te quiero. Y porque con Jaime aprendí que compartir las confidencias con alguien que sabes que también te quiere, es bueno.
Andrés: Espero estar a la altura.
Marta: No sé ni cómo empezar. Verás, es que yo no soy la persona que tú crees que soy.
Andrés: ¿Eso qué significa? No lo entiendo, Marta.
Marta: Que me he enamorado de una mujer, y ella de mí.
La sorpresa de la noticia se puede ver en toda la cara de Andrés, quien se queda sin palabras ante tamaña confesión.
Lo maravillosa que es esta serie que después de que Marta dijera en voz alta la verdad más grande de su vida, aparece en pantalla esa mujer de la que está profundamente enamorada
Porque sí, nos vamos a la cantina para encontrarnos con una Fina que apenas mirar a su amigo Gaspar, se da cuenta de que al chico le pasa algo. El cantinero no tarda en confesarle que la amiga a la que le había escrito por carta, le ha respondido, pero después de seguir un par de consejos de Tasio, ha acabado respondiéndole la carta y pidiéndole el número de teléfono y hasta una foto. La cara de la morena lo dice todo, y es que cualquier consejo que venga de Tasio hay que tomarlo con pinzas y nuestra chica lo sabe.
Pero antes de que vuelva a hablar, retomamos la escena en el despacho de la casa grande, donde Marta y Andrés ahora están sentados conversando.
La rubia le aclara a su hermano que lo que tiene con Fina surgió sin buscarlo, y que por eso siente que es un amor de verdad. Andrés sonríe ante las palabras de su hermana, pero no dice una sola palabra y eso le aterra a Marta.
Marta: ¡Por dios, dime algo, que me estás matando con el silencio!
Andrés: Reconozco que tengo muchas preguntas que hacerte, pero lo voy a resumir en una. ¿Tú eres feliz con ella?
Marta: Yo no he sido tan feliz en mi vida.
Andrés: Entonces no hay más que hablar. Ya habrá tiempo para que me contestes a esas dudas que me saltan.
La sonrisa se expande tan grande como es posible en el rostro de Marta, quien siente que todo el peso que tenía acumulado sobre sus hombros se desvanece.
Marta: Gracias.
Andrés: Gracias a ti por confiar en mí. Tienes todo mi apoyo.
En nombre de todas, gracias, Andrés, por decirle las palabras que cualquier persona debería escuchar al abrirse en canal dejando todos los miedos atrás con la esperanza de ser aceptada con amor
Andrés: Marta, otra cosa. Igual peco de imprudente, pero ¿la conozco?
Marta: Claro que la conoces. Es Serafina Valero.
Andrés: ¿Nuestra Fina?
Con un gesto lleno de ternura Marta se lleva las manos a la boca, sin poderse creer todo lo que está siendo capaz de revelar. Le comenta a su hermano que le sorprende que con su sensibilidad no se haya dado cuenta de nada, pero Andrés le asegura que su discreción ha superado con creces su sensibilidad.
La escena termina de la forma más preciosa, con un abrazo lleno de amor y empatía. Uno que Marta necesitaba y merecía tanto recibir.
Nuevamente en la cantina vemos a Fina replicar ante la decisión de Gaspar de hacerle caso a Tasio y sus consejos de amor. El cantinero trata de defender al marido de Carmen diciéndole a Fina que algo sabrá el chico del tema, porque ha tenido muchas novias; además de escribirle unas cartas muy bonitas a Carmen.
Fina: En un liante, Gaspar. Es un don juan que funciona muy bien en las distancias cortas, pero una relación por carta es muy diferente.
Gaspar: ¿Y tú qué sabes de estas cosas? ¿qué sabes?
Fina: Sé más de lo que te piensas, Gaspar.
Si tú supieras el doctorado que tiene Finulis en conquistar mujeres, Gasparcito. Que tiene a la directora de la fabrica derretida de amor por ella
La morena le hace entender a su amigo que lo más seguro es que la mujer con la que se escribe por correspondencia buscaba algo más a fuego lento, seducción y misterio. El chico entendiendo las palabras de Fina se arrepiente de enviarle la última carta y piensa que todo se ha acabado sin haber comenzado siquiera.
Gaspar: ¿Le pongo una vela a Santa Rita?
Fina: No, no, no, no. Tú mejor ponle una cruz a Tasio que con los temas sentimentales es un cero a la izquierda.
Más adelante vemos a Marta en el despacho de la fábrica y al instante Damián entra por la puerta, haciendo que la rubia intente marcharse, pero su padre la detiene para mostrarle una foto. Al inicio se mostraba reticente a hablar con Damián de algo que no sea trabajo, pero al ver aquella foto de su infancia se deja llevar por los recuerdos de aquellos tiempos donde fue feliz al lado de sus padres, siendo apenas una niña.
Después de intercambiar sus puntos de vista de aquel momento donde Damián le tomó la foto a Marta de niña en un paseo por la montaña, Marta le pregunta a su padre acerca de cuál es su intención al remover esos recuerdos. El patriarca le responde con una pregunta, queriendo saber si Marta recuerda el nombre de un tal Germán Hidalgo, la directora lo reconoce enseguida como un agente inmobiliario, pero sigue sin entender nada.
Damián: Le pedí que echara un vistazo por mí en esa zona. Y ha encontrado lo que estaba buscando.
Marta: ¿Y qué estaba buscando?
Damián: Una casita no muy grande con jardín, con vistas al monte. Y, que, además, tiene dos cosas muy buenas. ¿Quieres saber cuáles son? La primera, que a pesar de estar en el campo, está muy bien comunicada con Toledo.
Marta: ¿Y la segunda?
Damián: Que está lo suficientemente apartada como para que nadie te moleste.
Marta: ¿No se le habrá ocurrido comprar esa casa?
Damián: Todavía no porque estoy esperando tu respuesta.
Marta se sorprende al escuchar las palabras de su padre, y su primera respuesta es pensar que solo trata de comprar su cariño a punta de talonario, pero Damián le aclara que solo le está dando la oportunidad de vivir tranquila y compartir la casa con quien ella quiera.
Marta: Sabe de sobra que la única persona con la que compartiría esa casa es con Fina. ¿Aún estaría dispuesto a comprárnosla?
Damián: Me reafirmo en lo que te he dicho, para que la compartas con quien tú quieras.
Marta sigue sin fiarse de que la propuesta de su padre sea completamente altruista, sin embargo, Damián le repite que el regalo es de corazón y que tiene tiempo para pensárselo. La rubia sale del despacho con un semblante que muestra su confusión absoluta.
Y con esa misma expresión de confusión llega hasta la tienda donde su chica la recibe con un más que sugerente “Buenas tardes, doña Marta”, que la rubia no es capaz de corresponder.
Marta: Fina.
Fina: ¿Qué pasa? Estás muy seria.
Marta: Bueno, más que seria, creo que estoy confundida. Por llamarlo de alguna manera.
Fina se preocupa por su mujer y esta le cuenta la propuesta de su padre, pero Fina también piensa de a primeras que don Damián quiere comprar el cariño de su hija con ese regalo, y, cuando Marta le confiesa que su padre ha dejado claro que la casa es para que la comparta con quien ella quiera, la morena piensa que el padre de su mujer está siendo además, controlador al esperar que le avise quien entra en esa casa o no. Marta se desespera porque Fina no entiende lo que le quiere decir, así que la toma de la mano y la lleva a un lugar de la trastienda donde se pueden sentar y conversar.
Marta: No lo entiendes. El ya sabe que yo ahí solo me iría a vivir contigo.
Fina: ¿Sin condiciones?
Marta: Sin condiciones.
Fina trata de luchar fuertemente con la ilusión que amenaza por escapársele por los ojos y la sonrisa que aguanta como una campeona. Porque ante cualquier sueño que pueda tener, está el bienestar de su mujer. Y ambas saben que ese regalo puede venir envenenado. Quizá más adelante, Damián quiera sacar redito de esa casita en la montaña, y es lo que más temor le da a las dos.
Sin embargo, por más que lo intenta, Fina se queda pillada un momento en el que Marta al verla le pregunta en qué piensa, y la morena no se puede aguantar todo aquello en lo que ha pensado desde hace pocos minutos.
Fina: Ay, Marta, perdóname. Es que estaba soñando despierta. ¿Tú te imaginas? Las dos viviendo en una casa en la montaña, lejos de todos y de todo. Tú y yo solas. ¿tú te lo imaginas?
Marta no puede evitar reírse de la alegría que le provoca aquella escena perfecta que le ha descrito su chica y le confiesa que hace tanto tiempo que pensaba que ese sueño no iba a ser posible, que ahora que lo tiene al alcance de su mano, se muere de miedo.
Debaten si aceptar la casita o no, y Fina le deja claro a Marta que es su padre y su decisión, pero que sea cual sea su respuesta, ella la va a apoyar.
Fina Valero, eres la mejor novia del universo
Capítulo 176: Fina está desayunando con Isidro, pero a este le llama la atención tanto silencio por parte de su hija. La morena al saberse pillada le confiesa a su padre que no para de darle vueltas a si las personas pueden cambiar o no, pensando en don Damián. Le cuenta a Isidro que el padre de su chica le quiere regalar una casa para que ellas puedan vivir juntas y tranquilas, pero que sigue teniendo sus dudas de si lo hace de corazón para recuperar el cariño de su hija, o solo por interés propio.
Isidro: Sinceramente, hija, el que una persona cambie o no, depende del fondo que tenga. Y el de Damián no es bueno.
Fina: Padre, eso es lo mismo que decir que los malos están condenados desde que nacen sin posibilidad de redención. Y eso no es muy cristiano que digamos.
Ambos llegan a la conclusión de que son ellas solas las que tienen que tomar una decisión acerca de la casita en la montaña.
Fina: Y mire que me duele ver sufrir a Marta por su padre. Pero es que también me da una pena perder la posibilidad de tener esa casa, padre… es que solucionaría tantas cosas.
En el despacho de la fábrica, Marta vuelve a cruzarse con su padre. Todavía con el enfado por todo lo que ha hecho Damián, Marta intenta mantenerse alejada de él, diciéndole que ya nada puede ser como antes, porque el continúa ahí, vivo, y siendo dueño y señor de todo. Pero el patriarca le confiesa a su hija que esa es su penitencia, cargar con el peso de todo el mal que le ha hecho a los Merino, y afirma que a veces preferiría estar muerto, pero necesita el perdón de su familia para irse en paz.
Marta: ¿Y cómo piensa conseguir esa paz conmigo? ¿Comprándome una casa cree que así puede conseguirlo?
Pero Damián le asegura que no quiere que se tome como un intento de comprar su perdón.
Marta: Una casa es un bien material.
Damián: Pero es que yo no te estoy ofreciendo una casa. Te ofrezco un hogar para que lo compartas con la persona que amas. Ya sé que puede que lo haya hecho muy mal con vosotros, pero no dudes nunca, jamás de que te quiero con toda mi alma. Lo malo es que cuanto más me empeño en demostrártelo, más me equivoco.
A estas alturas, Marta no ha podido permanecer fría y distante, porque las palabras de su padre le han llegado muy hondo y han logrado que se le escapen un par de lágrimas.
Damián: Yo no quiero que me perdones, yo quiero que seas feliz.
Y esas fueron las palabras más honestas que Marta ha escuchado de su padre. Y fueron suficientes para que terminara aceptando esa casita extraordinaria en la montaña.
En contra de cualquier pronóstico, estoy empezando a querer a Damián de la Reina y no me escondo
Capítulo 177: Marta se encuentra con Andrés en uno de los salones de la casa grande, y entonces decide contarle a su hermano la decisión que ha tomado de aceptar la casita como regalo de su padre. Andrés no recibe de la mejor forma la noticia, ya que cree que ese regalo esconde algo detrás, pero Marta le deja claro que no piensa perdonar todo lo que ha hecho su padre solo por el regalo de la casa, pero que para ella es muy importante ya que le duele no poder tener una relación normal con Fina, y teniendo esa casa propia, podrían vivir juntas y no tener que esconderse.
Marta: Ya sé que no debería pensar en si he decepcionado a padre o no, pero lo hago. Y con este gesto me da la impresión de que está aceptando de algún modo que tengo una relación con Fina. Eso es un paso de gigante. Y es importante para mí.
Se viene una escena de ensueño, así que se los advierto, están por experimentar una subida de azúcar de niveles inimaginables
Capítulo 178: La casita en la montaña desde adentro hacia afuera nos muestra a Marta y Fina, cada una en un ventanal, observando el interior de la casa con toda la ilusión que pueden sentir dos personas que están por cumplir uno de sus más grandes sueños.
Fina se fija enseguida en el huerto que hay detrás de la casita, y dice que hay que ocuparse de el porque está un poco descuidado, al igual que la entrada. Marta, quien mira con una sonrisa a su mujer, la pica un poco diciéndole que la casa no le gusta, pero Fina no tarta nada en aclarar que cómo no le va a gustar, si es preciosa. Se acercan y cuando lo hacen nos muestran el jardín precioso del que está rodeado la casita de nuestras chicas, y ahí mismo se besan sin preocupaciones.
Pero eso le dura a Fina muy poco, porque al segundo se separa de Marta viendo hacia todos lados, con miedo a ser descubiertas.
Marta: Fina, que no hay nadie. Aquí, escucha, estamos solas. Aquí podemos vivir sin tener que escondernos.
La rubia abraza por la espalda a Fina, atrayéndola mas cerca de ella para retomar el beso, y Fina se deja hacer embelesada.
Marta: ¿No te parece que con esta casa cambia nuestra situación como de la noche al día?
Fina: Sí, Marta. Aunque hay gente que le va a extrañar que no duerma en la colonia.
Fina se refiere por supuesto, a Claudia. Su amiga y compañera de habitación en la colonia a la que no le pasará desapercibida la ausencia de Fina. La morena le confiesa a Marta que ha pensado en contarle acerca de su relación, pero al ser la chica muy religiosa, teme por cómo se lo pueda tomar, pero sabe en el fondo que lo acabará aceptando. Marta cree que es un riesgo más, pero que si Fina está segura, ya podrán contárselo más adelante.
Siguen soñando despiertas y, mientras Marta le da una palmadita en el culo a su chica, le dice que podrían reunirse en su casita con su pequeño grupo de aliados.
Esa manito, doña Marta, qué atrevida usted
Fina entonces señala el lugar ideal para que pudieran celebrar una comida todos juntos, Marta luego piensa en hacer un espacio para que los invitados puedan quedarse a dormir, pero Fina le aclara que antes de todo eso, tienen que arreglar el jardín.
Marta: Cómo se nota que eres hija de jardinero.
A la rubia se le ocurre la idea de que podrían pedirle a su suegro que las ayude a arreglar el jardín, plan con el que Fina está de acuerdo ya que piensa que a su padre puede hacerle mucha ilusión.
Marta: Aunque antes de eso podríamos pensar en…
Fina: ¿En qué?
Marta: En preparar nuestro dormitorio y pasar nuestra primera noche aquí. ¿Qué te parece?
Fina: ¡Vaya, vaya, vaya!
Y entre besos y caricias, entraron a lo que se convertiría en su hogar de ahora en adelante.
Más adelante en el capítulo vemos a Fina en la cocina de la casa grande, contándole a Isidro lo bonita que es la casita en la montaña. Su padre se alegra mucho por ella, pero le advierte que tenga mucho cuidado de que nadie la vea aparecer por ahí con frecuencia, a lo que Fina responde que lo sabe y que no pasará todas las noches ahí con Marta.
Fina, tú, yo y todas en el fandom sabemos que no vas a salir de esa casa, mi vida
Fina le comenta a su padre que le encantaría mostrarle la casa, que está segura que le gustará el jardín que lo rodea, y también aprovecha para proponerle que entre los dos se encarguen de arreglar el jardín, cosa que isidro acepta encantado.
Isidro: Oye, ¿qué flor tenéis Marta y tú?
Fina: ¿Qué flor?
Isidro: Todas las parejas suelen tener una flor preferida que comparten.
Fina: Pues no lo sé, padre.
Ambos recuerdan que la rosa blanca era la flor que compartían Isidro y Adela, ya que fue la primera flor que le regaló su padre a su madre.
Isidro: Entonces, ¿vamos esta tarde a ver ese jardín?
Fina: Sí, vamos. Eso sí, por la tarde llegará Marta y yo me quedaré con ella, que será la primera noche que pasaremos allí juntas.
Isidro: No te preocupes, yo me iré pronto.
Serafina Valero, mi sinvergüenza favorita
Que alguien me pellizque porque creo que estoy soñando. ¿Cómo que van a vivir juntas en una casita en la montaña? Es el sueño de todas las lesbianas y ellas lo van a hacer realidad.
Tengo clarísimo que, después de tanta luz y bajada en caída libre, se nos van a venir las peores curvas y las nubes grises, pero nada me quita la felicidad que estoy sintiendo en este momento gracias a mis Mafin.
Cuando empecé a ver esta historia jamás me imaginé que nos daría tanto. Ambientada en el 58, en plena dictadura, con todo en contra. Pero, sin embargo, de la forma más poética posible, nos están regalando el amor más libre que he visto en cualquier serie.
Nos han mostrado toda la vida lo duro que era ser lesbiana en esas épocas. Historias llenas se sufrimiento, personajes que recibían tantos golpes que finalmente acababan desistiendo o teniendo que esperar una eternidad para ser felices. Con Marta y Fina nos están mostrando otro camino, otras realidades que también existieron. Porque por más difícil que fuera, también hubo parejas capaces de ser felices y de construir un hogar, a pesar de que solo lo conocieran un grupo pequeño de aliados.
También existieron esos Isidros capaces de dejar sus prejuicios atrás; esos Damián que, a pesar de ser tan fríos y distantes, se calentaron el corazón solo para recuperar el cariño de su hija, o esos Andrés que no necesitaron más que la certeza de que su hermana era feliz para apoyarla. Fueron muchas las que sufrieron, claro que sí, pero también fueron muchas las que le ganaron a cualquier obstáculo que se les presentaba y lograron ser felices. Hubo muchas Martas y Finas, a las que por más que la vida les intentara poner “peros” en su historia, nunca se dejaron vencer.
Porque si de algo estoy segura es que, sea cual sea el camino que les toque recorrer de aquí en adelante, al final se encontrarán siempre con un jardín lleno de esa flor que aún no han elegido. O quien sabe, quizás se encuentren con un jardín repleto de bollitos suizos.