«Sueños de libertad»: ¿Qué está pasando con Mafin?🧁| ComentRAW XIII
18 de agosto de 2024¡El ResuMafin de la semana ya está aquí! Bienvenidas y pónganse cómodas, o todo lo cómodas que puedan estar en el inicio de esta curva
Como siempre, aquí tienen el articulo de la semana pasada ResuMafin XII por si se perdieron de algo y no quieren estar muy perdidas leyendo este resumen. Sin más dilación, empecemos.
Capítulo 125: Fatídico lunes porque no aparecen ni Marta ni Fina en este capítulo.
Capítulo 126: Marta llega a la tienda y con una sonrisa en la cara le da los buenos días a Claudia, quien es la única de las dependientas que se encuentra de turno en ese momento. La rubia le pregunta a su empleada por la recepción de la clientela a un nuevo producto y esta le responde que se ha corrido la voz del nuevo shampoo y se está vendiendo como pan caliente. En ese momento llegan un par de clientas y la dependienta le avisa a su jefa que va a atenderlas, pero en cuanto da unos pasos Marta se da cuenta que la falda de Claudia está a medio abrochar, ya que el cierre no termina de subir y, tratando de ayudar a la chica, intenta subirlo sin éxito, avisándole luego lo que debe pasarse por la sastre para solucionar ese problema.
Lo que Marta no sabe –todavía– es que los kilitos de más de Claudia se deben a un bebé y, mucho menos, que ese bebé es su sobrino. Pero ya eso lo dejamos para próximos Resúmenes.
Antes de que Claudia llegue hasta las clientas, su amigo Joselito entra a la tienda con la intención de hablar con ella, momento que Marta decide darle una mano con las clientas mientras la chica atiende su –muy pesado– pretendiente.
¿Dos días sin Fina? Esto es demasiado para mi pobre corazón
Capítulo 127: La verbena de celebración por los treinta años de Perfumerías de la Reina se está llevando a cabo en la Colonia. Todos los empleados beben, ríen y bailan disfrutando del tiempo libre que se les ha ofrecido en agradecimiento de su arduo trabajo. Todos menos Fina. La morena está sentada en medio de la fiesta viendo a todos sus compañeros bailar con sus parejas, y sabemos en quien está pensando porque sin poder aguantar las ganas de sentir a su chica cerca, se marcha a la cantina en busca del teléfono, marcando un número y esperando tener la suerte de que sea Marta la que conteste.
Marta: Diga.
Fina: Soy yo.
Marta: Fina, ¿qué haces llamándome aquí?
Fina: Solo quería escucharte.
Marta: Aquí me tienes. ¿Qué tal la verbena?
Fina: Bien, bien, muy bien. La plaza está muy animada. Los operarios no paran de beber. Y las parejas pues… bailan acarameladas.
Marta: Ya me imagino.
Fina: Te echo tanto de menos. Me gustaría tanto que estuvieses aquí.
Marta: Y a mí. Pero esa fiesta es para vosotros. Seguro que los operarios agradecen que no estemos los jefes por allí.
Fina: Ya, pero yo no. Ojala algún día podamos bailar delante de todos, como el resto de enamorados.
Marta: Ojalá. Pero que no te entristezca no poder hacerlo esta noche. Disfrutemos del presente, como de esta llamada que me acabas de regalar.
Fina: Bueno, te tengo que dejar. Mañana nos vemos. Te quiero.
Marta: Y yo a ti.
Lo ultimo que se dicen, lo hacen en un susurro muy cerca del teléfono, intentando que nadie escuche esa declaración de amor.
Es tan bonito que parece que el tiempo se detiene y desaparece todo alrededor cada vez que están juntas, así sea solo escuchándose por medio de una llamada
Capítulo 128: Se corrió el rumor en toda la colonia de que Claudia estaba embarazada y, además, de que el bebé era nada más y nada menos que de Mateo, el cura. Lo segundo no es cierto, pero lo primero la chica ya no puede ocultarlo más, así que le toca enfrentarse a Marta, quien le está pidiendo explicaciones.
Marta está enfadada porque la chica no se lo contó antes, teniendo el tiempo para que hicieran un plan para justificar el embarazo sin que las clientas tuvieran mucho que decir y que la tienda no se viera afectada. Le dejó claro que no la hubiese despedido nunca por estar embarazada, pero ahora todo se ha salido de control con todas las habladurías y la decisión final ya ni siquiera está en su mano. Claudia le promete que Mateo no es el padre, pero también le confiesa que se han enamorado; confesión que ablanda a Marta y le hace sentirse identificada con las palabras de la dependienta.
Claudia: Yo solo le pido, por favor que antes de tomar alguna decisión, que a mí lo único que me ha pasado es enamorarme de la persona equivocada.
Marta no puede evitar terminar por cortar las distancias y darle un abrazo a Claudia.
Más adelante podemos ver a Isabel y Jesús en el despacho de la casa grande, hablando nuevamente sobre Marta y el beso que la secretaria la vio darse con Fina en los pasillos de la colonia.
No estamos preparadas para la que se nos viene…
Jesús de la Reina decide pasarse por la tienda solo para tratar de sacarle alguna información a Fina de su relación con Marta, sin decirle que ya conoce toda la verdad.
Jesús: Estoy buscando un detalle para mi mujer.
Fina: Lamento mucho lo que le ha pasado a su madre. Me imagino que está pasando unos días muy tristes.
Jesús: No sabia si estabas al tanto. ¿Te lo ha contado Marta?
Fina: No. Su hermana no suele hablar de la familia. Mi padre me lo ha contado.
La dependienta ya un poco nerviosa empieza a preguntarle a su jefe qué producto buscaba para regalar, y entonces este saca una más de sus cartas para tratar de averiguar algo.
Jesús: Pues no lo tengo muy claro, la verdad. ¿Tú qué le regalarías a una mujer a la que quieres sorprender?
Los nervios en Fina empiezan a ser notorios y decide preguntarle si su mujer ya ha probado el cofre de Anhelos de Mujer, a lo que Jesús de muy malas formas, le responde que evidentemente sí y acaba pidiéndole a Fina que le prepare el perfume que suele usar Begoña.
No sabia que las dependientas tenían que saber qué perfume usa la mujer de su jefe
Y por lo visto Fina tampoco, porque no logra descifrar cuál es, cosa que altera más a un Jesús prepotente quien empieza a quejarse de su atención y respuestas, pero Fina jamás se ha callado ante cualquier injusticia y esta no será la excepción.
Fina: Jamás he recibido una queja por mi trato al público. Así que por favor no me ataque sin motivo alguno.
Jesús: Pues ya tienes la queja de uno. ¿Contenta?
Y la discusión debió haber terminado ahí, pero Fina Valero tenia algo más que decir, y es que por muy jefe que sea, a nuestra chica le molesta que después de montarle la de Dios, su cuñadito se vaya sin llevarse nada, y así se lo hace saber.
Fina: ¿Se va a ir sin comprar nada?
Jesús: Pues sí. Volveré cuando haya alguien profesional al otro lado de ese mostrador. Y que te quede claro, quien tiene la última palabra soy yo, señorita.
Y así es como el malo malísimo de Jesús, sale de la tienda con una sonrisa en el rostro, dejando a Fina muy nerviosa.
En el despacho Marta entra después de Jesús y lo primero que escuchamos es a la rubia defender a Fina de las quejas que le está contando su hermano de su novia y empleada. Jesús afirma haber recibido un mal trato y Marta le responde que él trata mal a todo el mundo siempre, que quizás Fina solo se estaba defendiendo –lo cual es totalmente cierto– y que la morena siempre ha sido una empleada ejemplar.
Excepto cuando se corto la falda por encima de la rodilla ¿cierto, Marta?
Jesús: ¿Me estás poniendo por debajo de una empleada?
Marta: Sí. Fina se queda.
Jesús: Está bien. No hace falta despedirla, tampoco quiero darle un disgusto a Isidro, su padre. Me bastará con que vuelva a su puesto de operaria de la fábrica.
Marta: No lo entiendes. Fina se queda en la tienda.
Jesús: ¿De verdad me estás retando?
Marta: ¿De verdad me estás retando tú a mí?
Jesús: Una pregunta, Marta. ¿Se puede saber por qué la defiendes tanto?
Marta: No la defiendo. Estoy defendiendo mi territorio y la tienda es mi territorio.
Jesús no desiste y le advierte que llevará una propuesta a la junta de renovación de plantilla, cosa que Marta ve ridículo y le afirma también que Claudia le ha jurado que no está con Mateo ni el niño que espera es de él; por supuesto, Jesús no cree en las palabras de la dependienta y ataca a su hermana diciéndole que antes no le temblaba el pulso en tomar decisiones importantes.
Más adelante vemos a Fina tratar de consolar a Claudia en medio del turno de trabajo, diciéndole que Marta no la va a echar, cosa de la que Claudia no está tan segura y no puede dejar de sentirse mal, por lo que su amiga le dice que vaya un momento al baño y así se despeja un rato. La chica le hace caso a Fina y es por eso que cuando llega Marta en su búsqueda, solo se consigue a su chica en la tienda. Con las primeras palabras que cruzan la rubia se da cuenta de que Fina ya sabia que Claudia está embarazada, cosa que no le hace mucha gracia, pero Fina se defiende de inmediato.
Marta: ¿Por qué no me has contado nada?
Fina: Porque no es asunto mío hablarte de las circunstancias de mis compañeras.
Marta: No solo es una compañera, también es una empleada.
Fina: Es tu empleada, Marta, pero es mi amiga y le debo lealtad.
Marta: ¿Y a mí no? Vamos que además de… también somos amigas.
Fina: Marta, por favor, ¿por qué me estás poniendo en esta situación?
Marta: Es que si te cuento en la situación en la que estoy yo.
Fina: Y entonces, ¿qué vas a hacer? No la puedes despedir.
Marta: Esa decisión no depende de mí. Y tengo a Jesús presionándome muchísimo con el tema.
Fina: Pero aquí las decisiones las tomas tú, no las toma Jesús.
Marta: Sí y no. Y si te soy sincera a mí también me preocupa como la situación de Claudia puede afectar a la tienda.
Fina: ¿En serio?
Marta: Soy directiva de esta empresa. ¿Lo has olvidado?
Fina: ¿Y tú has olvidado que eres una mujer justa?
Marta: No sabes lo que estás diciendo. Precisamente acabo de venir de evitar que Jesús te mande al almacén. No tienes ni idea de lo que me ha costado.
Fina: Marta, te prometo que yo no hice nada malo. El vino y me estaba buscando.
Marta: ¿Y por qué?
Fina: Pues no lo sé. No lo seé.
Marta: Si da igual. A Jesús no le faltan motivos para tocar las narices. Pero no deberías haberle seguido el juego. Al final, tú eres una empleada. No sabes los cartuchos que he tenido que gastar para defenderte. No sé si me va a quedar alguno para proteger a Claudia.
Fina: Entonces tiene razón, lo que piensa Claudia es verdad.
Marta: ¿Claudia cree que la quiero despedir?
Fina: Y yo le acabo de decir ahora mismo que tú no serías capaz. Pero ya veo que me equivocaba.
Marta: Vaya, parece que hoy estoy decepcionando a todo el mundo.
Fina: ¿Y acaso no te decepcionas tú a ti misma?
Marta: ¿Por qué eres tan dura hablándome así?
Fina: Pues, Marta, porque te conozco perfectamente, y no puedo entender cómo no proteges a Claudia cuando está en una situación tan complicada. Tú solo vienes y me hablas de números…
Marta: Soy empresaria de este negocio, y es algo que sabias cuando me conociste y que admirabas cuando te enamoraste de mí.
Las ultimas palabras de Marta parecen haber calado dentro de Fina, quien mantuvo el silencio.
Marta: Vengo en otro momento.
En la casa grande por su parte, Jaime es invitado por Jesús a pasar al despacho y de manera muy delicada al inicio, intenta exigirle al marido de su hermana que no saque a la luz los resultados de el examen de sangre que el doctor le ha hecho a Begoña, quien está siendo envenenada por Jesús sin que nadie se haya dado cuenta. Jaime se niega enseguida, y ahí es cuando Jesús le cuenta que Marta tiene una relación con una de las dependientas, Jaime intenta decirle que es una locura lo que dice, pero el mayor de los hermanos De la Reina afirma tener pruebas y testigos. Jesús amenaza al doctor con decirle a todos que Marta es una invertida, sin importarle que eso signifique enviar a su propia hermana a la cárcel. Sin embargo, Jaime después de tratar de defender a su mejor amiga del peligro tan grande, decide no darle ninguna respuesta al chantaje de Jesús y marcharse del despacho.
El lunes pintaba que tendríamos una semana tranquila, pero nada más lejos de la realidad. Jesús tiene mucha ventaja sobre Marta porque es él el que tiene información, mientras Marta es ajena a todas las atrocidades que ha cometido su hermano.
El peligro es inminente y debemos estar preparadas para verlas sufrir y padecer un miedo terrible. Creo que Marta se verá obligada a alejarse de la empresa por protegerse a ella y a Fina, y lo disfrazará con ser la esposa abnegada que debe cuidar de su marido moribundo.
Marta pronto se encontrará en la tesitura de tener que decidir entre ser una De la Reina, con todas las sombras y jaulas que eso conlleva, o armarse de valor y aferrarse a ser quien realmente es, atreviéndose a seguir al lado de Fina. Así le cueste su puesto en la junta directiva y hasta el de la mesa de la casa que la vio crecer.
En cuanto a la escena del viernes, creo que Fina tiene razón, no le correspondía a ella decirle a Marta que Claudia está embarazada. Aunque también creo que Marta tiene razón en preocuparse por su negocio y tratar de velar por su reputación. Ambas defendieron sus posturas y, aunque creo que Fina fue muy dura con sus palabras, estoy segura que en el próximo capítulo van a saber bajar revoluciones y comprenderse mejor.
Marta y Fina siempre logran encontrar un punto medio donde en su relación, no existe ninguna jerarquía. Se reconocen como iguales, porque a las dos les late el corazón igual de rápido cada vez que se ven. Y cuando un amor es tan grande y sano como el de ellas, no te interesa jamás estar por encima de la otra persona, solo quieres cogerle la mano y caminar a su lado.