«Sueños de libertad»: ¿Qué está pasando con Mafin? 🧁 | ComentRAW V
23 de junio de 2024¡Bienvenidas una vez más al ResuMafin! Vaya chute de energía nos han dado esta semana para seguir soportando las curvas. ¿Están preparadas? ¡Vamos a ello!
Pero antes de empezar, te dejamos por aquí nuestro (ResuMafin IV) por si no estás al día con esta maravillosa historia todavía.
Capítulo 85: Fina está acompañando a Isidro mientras este se recupera del ataque cardiaco que sufrió hace unos días, pero del cual, lamentablemente, no tiene muchas aspiraciones a recuperarse definitivamente ya que su corazón está muy deteriorado. Están escuchando el paso doble favorito de Isidro y la difunta madre de Fina, recordando momentos felices, cuando Isidro saca del cajón una pequeña cajita que tenia dentro y el anillo de bodas de Adela, la madre de Fina; se lo entrega para que lo guarde cuando él ya no esté presente y luego trata de entregarle el suyo, queriendo que ambos anillos permanezcan juntos, pero Fina se resiste a tomarlo diciendo que el no se va a morir. Destrozada por no poder aceptar la que parece ser la realidad de su padre, Fina sale corriendo de la habitación.
En la última escena del capítulo Marta se encuentra cerrando la tienda de noche, asegurándose de que todas las luces estén apagadas y todo se encuentre en orden cuando escucha un sollozo desde el almacén, se acerca extrañada de que alguien se encuentre ahí a esas horas, pero cuando se da cuenta de que es Fina corre para estar a su lado y consolarla. Fina se abraza a Marta como quien busca un salvavidas en medio de un mar bravo. Llora lamentándose de la muerte que parece asechar a su padre mientras piensa en lo sola que quedará cuando suceda. Y Marta sufre con ella al no poder aliviar su dolor.
Marta: Se me parte el corazón viéndote así. Si pudiese hacer algo, cualquier cosa para evitar tu sufrimiento, créeme que lo haría.
En ese momento con las frentes unidas y Marta tomándole la cara a Fina como si fuera lo más preciado que tiene en la vida – porque lo es – se crea un ambiente especial, de tensión y ternura a la vez. Son dos personas que no soportan estar separadas la una de la otra y que llevan mucho tiempo – dos semanas, que en tiempo sáfico se traduce en un año aproximadamente – sin tocarse ni besarse y, como cuando unes la gasolina con una chispa de fuego, todo terminó estallando.
Fina: Ya lo estás haciendo.
Las respiraciones aceleradas, pequeños jadeos que solo eran una pequeña muestra de lo que se nos venia cuando Fina decide bajar la mano que Marta tenia puesta sobre su cuello y que eran la única barrera que impedía juntar sus labios. Se besaron, primero reconociéndose después de tanto tiempo y separándose un instante para mirarse a los ojos antes de que cualquier atisbo de racionalidad desapareciera del ambiente para besarse con desespero, ganas y un amor acumulado que se desborda por cada uno de sus poros.
Se separan para coger aire y por primera vez vemos a una Marta dejarse llevar por la pasión sin siquiera permitirse pensar en que alguien las pudiera ver. Coge de la mano a Fina y la arrastra hasta la tienda donde apenas entrar, estampa la espalda de su chica contra la primera pared que encontró a su paso, besándola con la misma o mayor intensidad que el beso anterior. Están completamente ensimismadas en desgastarse los labios que no escuchan los pasos de la persona que entraba por la puerta trasera del almacén rumbo a la tienda con un ramo de flores en la mano para su esposa, con quien había quedado para cenar aquella noche. Jaime llega a la tienda y desde la puerta observa a Marta y Fina besándose con la pasión que siempre ha pensado que Marta es incapaz de sentir y, para nuestra suerte, completamente sorprendido, decide marcharse sin hacer el mínimo ruido, dejando a Marta y Fina continuar con la exploración que sus manos hacían sobre el cuerpo de la otra.
Advertencia, agárrense fuerte que se nos viene una curva fuerte.
Capítulo 86: Marta encuentra a Jaime en el despacho de la casa grande, después de preocuparse porque no llegó a dormir en toda la noche. También se adelantó a disculparse por no poder haber acudido a la cena que tenían prevista la noche anterior, excusándose con que había llegado un pedido de jabones y tuvo que quedarse con las chicas de la tienda para ayudarlas. Jaime, conocedor de toda la verdad, le dice que ha estado conduciendo toda la noche, que era algo que necesitaba hacer; Marta entonces le ofrece retomar el plan de la cena para esa misma noche, y es cuando viene el primer dardo de parte de su marido.
Jaime: ¿Tú no te cansas de mentir?
Marta: ¿Qué?
Jaime: Te vi en el almacén, Marta.
Marta: Ya te lo había dicho, me quedé ahí por…
Jaime: Te vi con Fina.
Marta: Trabajamos juntas, ya te lo he contado.
Jaime: No. Lo que me has contado es una sarta de mentiras que te has inventado, lo que pasó de verdad lo vi con mis propios ojos. Sois amantes.
Marta: ¿Qué dices?
Marta cierra la puerta del despacho para que nadie más pueda escuchar la conversación.
Jaime: ¿O es que vas besando así a todas tus empleadas?
Marta trata de negar las palabras de Jaime diciéndole que no entiende cómo puede pensar algo así de ellas, pero Jaime está convencido de lo que vio y empieza a unir piezas en su historia, diciéndole a Marta que ahora todo encaja ya que sus gustos van por otros derroteros y por eso su relación no termina de funcionar, y le confiesa que le duele mucho, pero que al menos ahora todo tiene sentido para él. Marta, sin saber qué más hacer para desmentir una situación que no tiene vuelta atrás, trata de marcharse.
Marta: No pienso quedarme a escuchar estas barbaridades.
Jaime: ¿Te gustan las mujeres? Y piensa bien qué vas a responder porque empiezo a cansarme de que me trates como a un idiota.
Marta, que ya había girado medio cuerpo hacia la puerta, se queda completamente inmóvil al escuchar la pregunta y agacha la cabeza aceptando que no puede huir más de su verdad.
Jaime: ¿Desde cuándo lo sabes, Marta?
Marta: Nunca ha habido otra mujer antes.
Jaime: No te oigo
Marta: Ella es la única.
Jaime: Así que es verdad.
Marta: En tu ausencia nos unimos mucho y surgió algo entre nosotras, no sé si por el tiempo que pasamos juntas o la soledad que padecíamos ambas.
Jaime: ¿Qué estás insinuando?
Marta: No, perdóname. No me malinterpretes. Lo que quiero decir es que estando con ella a solas, descubrí algo que nunca había acabado de entender, pero que de alguna manera siempre había formado parte de mí.
Marta le pide perdón y le dice que todo ha pasado muy rápido, y que no está preparado para escuchar toda la verdad, a lo que Jaime responde que qué mas da si lo está, la conversación no tiene marcha atrás.
“Siempre pensé que lo que sentía por ti era amor, pero cuando me enamoré de Fina me di cuenta de que era otra cosa (…) Era admiración, cariño, respeto. Lo que llamamos amor, lo he descubierto con ella.”
Después de contarle toda la verdad a Jaime, Marta le deja claro que su relación con Fina está terminada y que ella quiere recuperar su matrimonio, seguir con los planes de ser padres y dejar todo atrás, pero Jaime parece haber entendido la mayor verdad en todo esto y es que Marta quiere quererlo, pero si no lo ha hecho hasta ahora, no lo hará nunca.
Más adelante en el capítulo nuestra De La Reina favorita se encuentra en su despacho cuando Jaime irrumpe en el sin tocar la puerta y con una actitud menos comprensiva que con la que hablaron anteriormente. Le dice que él si se casó enamorado de ella, que siempre creyó que era la mujer de su vida y que siempre pensó que si les faltaba pasión es porque el nunca supo darle lo que ella realmente quería; le confiesa que hubiese hecho cualquier cosa por hacerla feliz, y que le duele mucho saber la verdad, pero que al menos ahora sabe que el problema no es él sino ella. Marta le recuerda que él la engañó primero y entonces Jaime se excusa diciendo que solo lo hizo porque intentaba llenar el hueco que le dejaba la mujer de la que estaba enamorado, y en cambio ella se había lanzado a los brazos de una empleada.
Marta: Y si estabas dispuesto a entenderlo cuando te lo conté, también puedes entenderlo ahora.
Jaime: Lo que me contaste fue una mentira.
Marta: Lo único que cambia es que no era con ese fotógrafo sino con otra persona.
Jaime: ¿Con otra persona? ¡Con una mujer, Marta! ¿Puedes llegar a entender lo humillado que me siento?
Marta: ¿Te crees que no es humillante para mi tener que dar explicaciones de cómo soy? No me gusta que me hagan sentir vergüenza por esto. Lo único que te puedo jurar es que no va a volver a pasar.
Jaime: Deja de jurar en falso. Y por favor, deja de tratarme como un idiota.
Jaime le reclama que no le contara la verdad desde el inicio, dejando que el abandonara el barco y todo por ella – lo hizo mil veces, pero el prefirió hacer odios sordos – a lo que Marta, aunque no la tenga, le da la razón y le pide perdón.
Marta: No sé qué habrías dicho, qué habrías hecho. ¿Te das cuenta de que exponerme podría destrozarme la vida? ¿Te tengo que recordar el mundo en el que vivimos?
Jaime: Tú me has destrozado la vida a mí.
Marta: ¿Te crees que yo no estoy sufriendo? Jaime, vivo aterrada ante la idea de que me descubran y me destierren. Que nos humillen, que nos insulten. Todo por amar a alguien supuestamente equivocado. No tienes ni idea de lo duro que es.
Pero Jaime no se sensibiliza con sus palabras y, por el contrario, eleva su tono de voz para reclamarle lo duro que ha sido para él toda la vida tratar de estar al nivel de «la gran Marta de la Reina” y finaliza por advertirle que al final la verdad siempre sale a la luz refiriéndose a que el padre de Marta en algún momento sabrá su secreto. Marta se lo toma como una amenaza y trata de hablar con él, pero Jaime se suelta de su agarre y se marcha.
Al final del capítulo Marta va hasta la tienda y se asegura de que nadie esté cerca para contarle lo sucedido a Fina. La dependienta se siente culpable por haber iniciado el beso, pero Marta le aclara que la responsabilidad es de ambas y que al menos han tenido la suerte de que sea Jaime, ya que ella está segura de que no las va a denunciar ni a contarle su secreto a nadie más. Fina no está tan segura, pero espera que Marta tenga razón.
Capítulo 87: Jaime llega a la cocina de la casa grande después de haber pasado por la habitación de Isidro para hacerle una revisión, Fina va tras él y le pregunta qué tal ha visto a su padre, a lo que el doctor responde que está descansando, aconsejándole que debe seguir con el reposo y la dieta. Entonces intenta marcharse, pero Fina lo detiene.
Fina: ¿Podemos hablar un momento?
Jaime: No tenemos nada más que hablar.
Fina: Doctor, lo que vio fue mi culpa. Marta no tiene nada que ver.
Jaime: No necesito ninguna explicación. Eso que os traéis entre manos, es una aberración.
Fina: Su esposa rompió la relación hace tiempo porque…
Jaime: Fina, tu padre está en la habitación de al lado descansando, no querrás mostrar un numerito, ¿verdad?
Entonces Fina le pide que por favor lo que vio no tenga ninguna repercusión en los cuidados con su padre, pero Jaime se ofende respondiendo que nunca ha dejado que lo personal afecte lo laboral y esta vez no será la excepción.
Jaime: Por encima de todo, tu padre es mi paciente y no tiene porque pagar que su hija haya destrozado mi vida. Porque eso es lo que has hecho, Fina, destrozarla.
Más tarde en la habitación de Isidro, este mantiene una conversación con su hija donde le pide perdón por haber tardado tanto en comprenderla y entender su forma de amar.
Isidro: Se libre, Fina. Ama a quien quieras.
Fina: Gracias.
Jaime aparece en escena rompiendo el momento entre padre e hija y llega con las que parecen ser buenas noticias, y es que ha hablado con un amigo especialista en cardiología y encontró un tratamiento experimental en el que Isidro es un candidato. El tratamiento no lo sanaría por completo, pero podría regalarle más tiempo de vida. Sin embargo, existe un enorme problema para los Valero y es que el costo del tratamiento supera sus ahorros y, aunque Fina le dice a su padre que hará lo que sea para conseguir el dinero, Isidro se niega a dejar a su hija con una deuda tan grande sin siquiera tener la seguridad de que el medicamento funcionaria.
Capítulo 88: Fina se encuentra con Digna en la cocina de la casa grande cuando Marta aparece preguntando por la salud de Isidro y con ganas de pasar a verlo, pero el padre de Fina se encuentra descansando y Digna le pide que se quede acompañando a Fina y trate de animarla mientras ella sigue con las tareas del hogar. Marta se sienta a su lado y comienzan a hablar acerca del tratamiento experimental que les propuso Jaime, la De La Reina ya se encuentra al tanto por su marido de que han decidido rechazar la opción, y entonces Fina le dice que las cosas no han pasado de esa forma.
Fina: Jaime nos puso la miel en los labios y nos habló de ese tratamiento experimental inglés, y luego nos habló del coste claro
Marta: Una barbaridad según cree…
Fina: Una barbaridad que yo estoy dispuesta a pagar y así se lo dije, pero en cuanto mi padre se negó, Jaime reculó y aceptó su decisión así sin discusión. ¿Tú te lo puedes creer?
Marta: Tu padre tiene derecho a…
Fina: Ni siquiera insistió lo más mínimo, Marta. Ni un poquito.
Fina está empeñada en creer que Jaime se está vengando de ella por la relación que tuvo con Marta y el beso que las vio darse, y que por eso va a dejar morir a su padre. Marta, quien conoce a su marido, piensa que no puede ser posible aquello, pero cualquier defensa a Jaime se esfuma cuando Fina empieza a echarse la culpa a si misma de toda la situación, dejando a Marta con la palabra en la boca.
Marta sale directa a buscar a su padre, quien además de ser jefe de isidro, es su amigo, así que sabiendo la relación que tienen ambos, Marta le dice que no pueden dejar morir a Isidro, cueste lo que les cueste. Damián le responde que es algo que ha estado pensando y que está de acuerdo con ella, asumiendo todos los gastos del tratamiento experimental.
En ese momento llega Jaime a la casa y Damián le dice que quieren hablar con él, preguntándole por el tratamiento para el padre de Fina; Jaime entonces le informa a su suegro que Isidro rechazó el tratamiento no solo por el dinero, sino también por no querer poner parches en algo que terminará ocurriendo, algo con lo que él está de acuerdo. Marta, quien se quedó con la mala sensación que dejaron las palabras de Fina en ella, no le quitó ojo de encima a cada gesto de Jaime, tratando de encontrar una respuesta. Pero finalmente al ver a Fina mal, no pudo controlar la molestia con su marido.
Marta: ¿Cómo puedes hablar así de manera tan fría?
Jaime: No es frialdad, Marta, es mi opinión como médico y es lo que pienso.
Marta: Pero es que Isidro no es tan mayor y tiene una hija. Ama la vida.
Jaime: También tiene derecho a decidir sobre su futuro.
Damián interviene diciendo que en todos los casos no es así ya que aquí hay una hija que tiene mucho que decir y opinar.
Marta: Ella es la que más tiene que decir, No entiendo porque te estás comportando así.
Jaime: ¿Comportando cómo? ¿Qué estás insinuando, Marta?
Marta: Entonces ¿para qué le ofreciste un tratamiento?
Jaime se defiende respondiendo que el como medico ha buscado hasta debajo de las piedras una solución, pero que, si su paciente en plenitud de facultades decide rechazarlo, a el solo le queda aceptarlo. Marta, sin entender la posición de su marido le dice que no lo ve así, entonces Damián vuelve a tomar la palabra pidiéndoles que no discutan e informando a Jaime que el tratamiento se llevará a cabo y que el correrá con todos los gastos.
Marta: Ya has oído a mi padre.
Capítulo 89: Fina y Marta corren a contarse la buena noticia la una a la otra, encontrándose nuevamente en la cocina de la casa grande. Fina le dice que Damián le ha salvado la vida a su padre y le ha devuelto la suya. Sin poder creérselo del todo, Fina le toma por un segundo el brazo a Marta quien reacciona enseguida echando de menos el tacto sin que Fina llegue a darse cuenta.
Fina está segura de que Marta tuvo algo que ver con la decisión de su padre de pagar el tratamiento y sabe que eso le debe haber traído alguna pelea con su marido, pero Marta le quita hierro al asunto afirmando que últimamente discuten por muchas cosas y que no pasa nada. La dependienta vuelve a pedirle disculpas por ponerla en la situación que está, preocupada por lo que pueda pasar con ella si Jaime decide contar lo que vio, pero una vez más, Marta le afirma que Jaime la quiere y que no le hará daño. Sin embargo, Fina mantiene que ahora mismo viven en el borde de un abismo y tienen que estar preparadas para lo peor, pero Marta le dice que ella no lo permitirá y que agachará la cabeza y será la esposa ejemplar que Jaime y todos esperan de ella.
Y aquí viene el momento que más nos rompió el corazón en la semana
Marta: Para que las dudas y los celos no vuelvan a la cabeza de Jaime, lo que pasó en el almacén no puede volver a repetirse. Jamás. Por el bien de las dos deberíamos poner distancia definitiva.
Fina: Sí, será lo mejor.
Marta: Anda, ve
Se miran por unos segundos más, hasta que cada una toma su camino.
La semana para nuestras chicas termina con Fina compartiendo un momento con Carmen en la cantina de la colonia, poniéndola al día con la buena noticia del tratamiento para su padre y también acerca de las dudas que tiene acerca de Jaime y su trato médico con Isidro, pero Carmen no entiende qué motivos tiene su amiga para desconfiar del doctor Berenguer hasta que Fina le cuenta lo sucedido.
Fina: Ha pasado algo.
Carmen: ¿Qué?
Fina: Nos pilló a Marta y a mí besándonos en la tienda.
Carmen: ¿Cómo?
La mejor amiga de Fina se preocupa al instante de lo que pueda pasar con ambas, y es cuando Fina le cuenta su miedo a que Jaime pueda estar ilusionándolos con un tratamiento para después vengarse de ella y que ese medicamento nunca llegue a Toledo para salvar a su padre. Carmen le dice que eso seria muy retorcido de su parte y le advierte que debe terminar con Marta definitivamente, Fina que es consciente de ello, le responde que no sabe cómo será capaz de olvidarla y deja caer sobre la mesa una posible despedida de Toledo cuando su padre se recupere.
Esta semana ha sido una completa montaña rusa de emociones de la que yo todavía no me he recuperado. Pero si algo nos ha asegurado Marta Belmonte cada vez que puede, es que las curvas no van a parar de aparecer, así que solo podemos coger aire y seguir acompañando a nuestras chicas en este camino duro, pero que no deja de ser bonito porque si hay algo que no nos dejan de demostrar, aunque no estén juntas, es el amor que se tienen.
La valentía que ha mostrado Marta en el capitulo 86, me hizo derramar unas cuantas lágrimas de emoción y orgullo. Qué regalo de personajes son ambas, pero poder ver el desarrollo de Marta de la Reina es de las cosas más especiales que me han pasado. Ha defendido lo que es ante su marido, con la cabeza alta y voz fuerte, le ha dicho que se ha enamorado de una mujer, que ha descubierto lo que es amar con ella. Lo importante y necesario que es que nos muestren escenas como esta en una serie de sobremesa vista por tantas personas. Este es el tipo de visibilidad que tanto hemos pedido. Así que sea lo que sea que tengan preparado lxs guionistas para nosotras, aquí voy a estar firme sin importar las curvas. Porque Marta y Fina merecen la pena. Y vaya que si la merecen.