Un minuto de reflexión

Un minuto de reflexión

8 de marzo de 2022 0 Por Laura Oliver Urbano

Hoy es 8M, el día de la mujer. Y por desgracia aún hay personas que consideran exagerado e innecesario que sigamos celebrando este día. Ojalá en algún momento no tengamos que hacerlo. Pero son todas esas personas, que no creen en este día, las que confirman que hemos de seguir haciéndolo.

Hoy vengo a pedir un minuto de reflexión y no de silencio. Hoy vengo a recordar que este día se celebra, pero también se llora. Porque no todas estamos aquí, porque no todas tenemos voz. Porque solo pedimos lo que nos merecemos y parece que el mundo no llega a entenderlo.

Y qué mejor forma de hacerlo, que recomendando cultura.

No solo las mujeres somos feministas

Si algo hay importante en este gran movimiento social, es que es para todos y por todos. Cada una de las personas del mundo puede verse afectada por el machismo de una forma u otra, es por ello que aparece el feminismo buscando IGUALDAD. No nos confundamos de palabra ni de definición, no permitamos que personas que no saben lo que quieren desvíen el objetivo principal. ¿Es descarado pensar que una persona levante una pancarta morada sin importar su género? Esto va por todos, todas y todes. Esto implica al mundo entero, sino nunca lo conseguiremos.

Es importante saber que el movimiento no ha venido a generar más conflicto. Nadie pide empezar a ser la competencia de otro alguien. Claro está que no todos los hombres son machistas, nadie ha venido a decir eso. Pero creo que del mismo modo, es importante recordar que no solo las mujeres somos feministas.

El patriarcado hace sombra en cada esquina

Para todas esas personas que no entienden cómo en pleno siglo XXI seguimos luchando. El patriarcado sigue aquí, conviviendo en cada parte de nuestra vida. Hemos ido avanzando y encontrando formas de luchar por la igualdad. Por suerte, muchas antes, nuestras benditas antepasadas, se alzaron fuerte para dejarnos un mundo mejor.

Aun así, al patriarcado siempre le quedan formas para sorprendernos, siempre aparece en los rincones más recónditos de la vida, para no dejarnos respirar. Y es que incluso hay veces que pasa desapercibido, e incluso va de la mano de lo que algunos creen y llaman feminismo.

Por los libros en la escuela

Ojalá de pequeña haber tenido referentes, de esos imposibles, de esos que cambian el mundo. No todas las personas tienen la suerte de tener ejemplos a seguir en casa, pero deberíamos todos tener el derecho de encontrarlos en clase, entre las páginas de nuestros libros, entre los nombres recordados de la historia de la humanidad.

Con la realidad se aprende

Por fin en época de la globalización y en internet nos llegan noticias de todas las partes del mundo. Por fin ahora podemos conocer las realidades de nuestras hermanas dependiendo de la cultura que les rodee y el país en el que vivan.

Esas historias son necesarias, porque solo con la realidad se aprende.

Hemos de entender todas las formas de lucha, hemos de estudiar los movimientos que se han llevado a cabo, cómo han fallado, cómo lo han logrado. Al igual que estudiamos los conflictos bélicos hemos de estudiar los conflictos humanos.

Somos unas exageradas

Creo que habré escuchado está frase tantas veces… todas lo hemos hecho. Pero siento decirlo, no sirve de nada, ya lo sabemos. Ya sabemos que no estamos locas. Ya sabemos que no somos unas exageradas.

Y que aún haya mujeres que nos planteemos si vamos demasiado provocativas a una fiesta. Y que aún haya víctimas que se pregunten cómo podrían haberlo evitado.

Todo ha mejorado

Nadie lo pondrá en duda, nuestras antepasadas vivieron una sociedad que no les dejaba respirar, pero eso no significa que tengamos que conformarnos con una que no siempre nos deja gritar.

¿No es entonces necesario el 8m?

No dejará de serlo hasta que la palabra machismo y la palabra patriarcado dejen de estar en nuestros diccionarios. No dejará de serlo hasta que encendamos la televisión y no haya muerto ninguna de nuestras hermanas. No dejará de serlo hasta que podamos volver tranquilas a casa. No dejará de serlo hasta que el mundo no deje de verse con fuerzas para maltratarnos, para violarnos, para hacernos pequeñas.

Y hasta entonces, seguiremos aplaudiendo todos los movimientos que han venido detrás de nosotras.

Y hasta entonces seguiremos alzando bien alto pancartas moradas y pediremos justicia.